Monday, May 4, 2009

Historia



“El incendio de Guáimaro”

La guerra de los 10 años en Cuba, 1868-1878, es un acontecimiento trascendental en la historia del país y que tiene una influencia determinante en el proceso revolucionario de la isla caribeña.

Hechos como el Incendio de Guáimaro, aquel 10 de mayo de 1869, fueron forjando el temple revolucionario del pueblo, para contribuir a la conformación de su ideología y transitar político.

El gobierno de la República en Armas ordenó el incendio del histórico poblado donde fungía su dirección, desde el 12 de abril del propio año.

Todos los miembros del Ejecutivo de la Cámara y de la Corte Marcial se trasladaron a la Hacienda de Santa Lucia, propiedad de los hermanos Dionisio y Manuel González.

El poblado de Guáimaro, punto limítrofe entre los 2 departamentos beligerantes, estaba en manos de los insurrectos cubanos desde el 4 de noviembre de 1868, cuando el patriota Augusto Arango, veterano del alzamiento de Joaquín de Agüero, en 1851, asaltó y tomó la guarnición del Cuartel e hizo prisioneros al oficial español que lo comandaba y sus 30 soldados.

De ese modo, Guáimaro se convirtió en el primer pueblo libre del yugo colonial español en la región de Camaguey.

Exactamente un mes antes del incendio, el 10 de abril de 1869, se habían reunido los constituyentistas con el objetivo de unir la insurrección, ya desatada en las provincias de Oriente y Camaguey, en un gobierno central único, representativo de Cuba libre y dotarlo de un texto constitucional por el cual regirse.

Lo anterior dio lugar al surgimiento de la primera Carta Magna de la República en Armas, conocida como la Constitución de Guáimaro.

El jefe del Ejército Mambí, general Manuel de Quesada, al conocer la inminente entrada en el pueblo de Guáimaro de tropas españolas dirigidas por el sanguinario general Conde de Balmaceda, con superioridad en efectivos militares, rememoró la acción gloriosa de los bayameses unos meses antes y ordenó al gobernador civil o Comandante de Armas de Guáimaro, José Manuel de la Torre a...

“Inmediatamente y bajo su estricta responsabilidad pondrá usted fuego al pueblo que se haya bajo su gobierno, de manera que no quede piedra sobre piedra. El coronel Manuel de Jesús Valdés ( Chicho Valdés Urra), ayudará a usted en la completa destrucción de ese poblado”.

La orden fue emitida con horas de plazo para la devastación: era preciso salvar del enemigo, por el fuego, al pueblo sagrado y darles ruinas donde esperaban fortalezas.

El más insigne de los cubanos, el Héroe Nacional José Martí, años después definiría de este modo el Incendio de Guáimaro:

...” ni las madres, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver como caían cedros y caobas. Con sus manos prendieron la corona de hoguera a la santa ciudad, y cuando cerró la noche se reflejaba en el cielo el sacrificio”.

Y proseguía “ardía negra, silbaba el fuego grande y puro; en la Casa de la Constitución ardía más alto y bello”.

Con el incendio de Guáimaro, se demostró que los cubanos prefieren hoy, al igual que ayer, enfrentar a cualquier enemigo en el terreno de las ideas o con la tea, antes de ser esclavo de una metrópoli.

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