Monday, May 4, 2009

HISTORIA DE GUAIMARO


ASAMBLEA DE GUAIMARO

Del 10 al 12 de abril de 1869, tuvo lugar en Guáimaro, Camagüey, un suceso trascendental en el curso de la gesta independentista cubana, iniciada sólo meses antes: la Asamblea Constituyente de la República en Armas. La reunión acogió a los centros de dirección revolucionaria con la finalidad de constituir un frente único de combate contra la metrópoli.
Carlos Manuel de Céspedes encabezaba la delegación de Oriente; Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte, la de Camagüey; y Miguel Jerónimo Gutiérrez, la de Las Villas.
La necesidad de establecer la unidad dentro de la insurrección se sobrepuso a las diferentes concepciones sostenidas hasta entonces por las principales figuras de la contienda: Céspedes, partidario de un mando único, donde las funciones militares y civiles fueran asumidas por la misma persona; y Cisneros, defensor de la idea de separar ambos poderes, con una división interna dentro del civil.
De acuerdo con el historiador Oscar Loyola Vega, los criterios del bloque coherente y firme compuesto por camagüeyanos y villareños -expresados en el proyecto constitucional redactado por Agramonte y Antonio Zambrana- prevalecieron sobre los del Padre de la Patria. Céspedes asumía la presidencia de la República, mientras Cisneros encabezaba la Cámara de Representantes.
Los presentes acordaron una Carta Magna que normaba la estructura del órgano de dirección de la naciente República de Cuba, y establecía la división clásica de tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. El aparato militar quedaba separado del civil y centrado en un general en jefe. Éste sería nombrado por la Cámara y debía rendir cuentas al presidente. Tal complejidad lo hacía poco idóneo para una guerra. Los combatientes tenían doble subordinación, lo cual influyó de forma negativa en el decurso de la batalla.
Con la Asamblea de Guáimaro, quedaba eliminada la posibilidad de una dictadura militar. La representatividad de la Cámara, a pesar de sus irregularidades, ofrecía la oportunidad de una adecuada realización democrática. La autonomía del ejército resultaba imprescindible, dados los imperativos de una lucha nacional-liberadora.
Ana Betancourt inició, de forma pública, la lucha de la mujer cubana por sus derechosSin embargo, en virtud de evitar los riesgos de una dirección personalista, se conformó un instrumento de dirección inoperante. El exterminio lanzado por España contra los mambises, demostró la ineficacia de la Cámara que, ocupada en defender principios para ellos conculcados, poco ayudaba al desarrollo de la ofensiva por la independencia.
Aun así, lo acontecido en la ciudad camagüeyana tuvo un gran significado para la asonada insular. Tal como asegura Loyola en su libro Historia de Cuba, "Los insurgentes cubanos se anotaron una decisiva victoria ideológica al emprender la tarea fundamental en una revolución: demoler el opresivo sistema estatal español e iniciar sus sustitución por fórmulas diferentes que, a pesar de sus deficiencias, respondían tanto a los principios políticos más avanzados del siglo XIX, como a los intereses nacionales considerados en su conjunto".
Guáimaro marcó también un hito con la asistencia de Ana Betancourt. Inició, de forma pública, la lucha de la mujer cubana por sus derechos. Con pasión y vehemencia, Ana demandó el cese de la explotación femenina, y expresó la voluntad de las cubanas de defender a la Patria. La Asamblea también seleccionó la bandera de la estrella solitaria como enseña nacional.
La Constitución de Guáimaro alcanzó el reconocimiento de varias naciones y sentó las bases para la evolución del pensamiento insular. Logró una declaración contundente y radical para entonces, manifiesta desde uno de sus artículos: "Todos los habitantes de la República son enteramente libres".

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